miércoles, 20 de mayo de 2009

Class of 1999 (Clase de 1999. Mark L. Lester, 1990)

Llevaba unos días preparando un post sobre cine australiano, quería homenajear a una serie de películas creo que básicas para todo aquel que se quiera iniciar en la categoría de "todo vale mientras entretenga" para pasar a "qué grande es el cine" cuando me dio por ver la tele. La inspiración vino cuando en telemadrid (no aconsejo ver esta cadena a menudo) aparece Tom Berenger, Ernie Hudson, William Forsythe...y pienso, esta es "El sustituto". En ese momento decidí hacer un comentario sobre cine de instituto, pero no al estilo adolescentes guapos vs empollones, no. En este caso, he querido homenajear al otro modo de proyectar las películas de instituto, casi un subgénero en la industria americana, el de las pandillas, chicos problemáticos y profesores desesperados pero implicados.

Cuando estaba recopilando información a modo de recordatorio sobre The Substitute (Robert Mandel, 1996) y otras películas similares (ya sabeis que a partir de un título empiezo a relacionar todo y me surgen nombres, fechas y escenas) me vino a la cabeza una película curiosísima: Class of 1999. Y pensé, tengo que escribir sobre esta que casi nadie conoce...ni tan siquiera aparece en filmaffinity!. Si un soldado de las fuerzas especiales en misión por centroamérica (Tom Berenger) acaba como profesor de instituto, ¿hay algo más estrambótico que lo supere? sí, lo hay. Damos una vuelta más de tuerca y resulta que unos profesores con apariencia humana, pero que en realidad son robots, están al cuidado de los hijos de América, oh my god!!!!Antes de ponerme al lio, dejo dos últimos apuntes sobre El sustituto. El primero es sobre su director Robert Mandel. Recomiendo encarecidamente "FX, efectos mortales" (1986), diós sale uno de mis secundarios preferidos, Brian Denehy. El segundo, el malo pandillero es Mark Anthony, si si, el cantante!!!!

Clase de 1999 es una película collage. ¿Por qué? Porque coge ideas de otras películas. Primero, utiliza el tema de película de instituto con jóvenes rebeldes. Ok, perfecto. Cintas como Rebelión en las aulas (1967) con Sidney Poitier funcionaban. Chicos malos, profesor con ganas de comerse el mundo, un poco de psicología y se obra el milagro. Hemos visto varias películas así (Mentes peligrosas, 1995).

Además, aparecen pandilleros, ya sean afroamericanos, latinos, asiático o, por que no, mezclados, vamos el típico "melting pot". Spike Lee y John Singlelton estaban triunfando a finales de los 80 y principios de los 90 con cintas en las que se denunciaba los problemas de violencia callejera: Haz los que debas (1989) y Los chicos del Barrio (1991), respectivamente. Incluso el gran Lee se estrenó con una de conflictos estudiantiles (Aulas Turbulentas, 1988). Otra del estilo pandas en barrios como South Central en Los Ángeles es Colors (1988) con Robert Duvall y Sean Penn.

Tercero, cine futurista en clave de anarquía, descontrol con aire apocalíptico debido a guerra nucleares o carrera armamentística que lleva al caos. Hay tanto títulos...pero primero os pongo en situación. Resulta que en 1999 Estados Unidos tiene un algo grado de violencia con su base en los institutos a lo largo de la nación. Los estudiantes se pasean con armas, muertes, etc. Qué ocurre...pues que una empresa crea unos profesores ciborgs...a que os suena esta historia. Si hasta hicieron un remake con Elijah Wood a la cabeza (The faculty, 1999). Si cambias Seattle por Detroit y el instituto por la ciudad, tenemos Robocop. Si nos vamos a Los Ángeles, tenemos Terminator...y si nos vamos a Marte...eso es, el gran Arnold en Desafío Total...vamos que todo está inventado. Una última referencia, incluso el bueno de Jean-Claude Van Damme tuvo que luchar con los ciborgs tan de moda (Cyborg, 1989). Y cómo me puedo olvidar del hombre-robot por antonomasia creado para Alien (grandes Ian Holm y Lance Henriksen). En fin que lo importante es la imaginación y adaptar un modelo o distintas historias.

Cuarto, ya hemos hablado en alguna otra ocasión que los 80 son una factoría-cultivo-invernadero para jóvenes actores lanzandos al estrellato. Para no extenderme más doy el nombre del prota de Clase de 1999, Bradley Gregg, que hizo películas tan memorables como "Exploradores", 1985 y "Stand by me", 1986. No obstante, y sin poder evitar la tentación apunto a Corey Feldman, Sean Astin y River Phoenix. Bueno pues Mark L. Lester también aprovecha el tirón de este joven con éxito para enfrentarle con los malos malísimos.

Como veis esta película tiene de todo y recuerda a muchas otras cintas, por lo menos a mí. Tiene mérito coger de aquí y de allá y montar una historia "interesante". No se podía esperar menos del creador de "Comando". Como curiosidad...aparece Malcolm McDowell, el mítico Alex de La naranja mecánica.

domingo, 10 de mayo de 2009

The year of living dangerously (El año que vivimos peligrosamente. Peter Weir, 1983)

Aprovechando que en el último post aparecía Sigourney Weaver, me vino a la cabeza una película en la que trabaja ella, que vi hace pocos años y que me dejó grandes sensaciones. Es curioso porque aún ni me había planteado estudiar periodismo, estaba en el tercer o cuarto curso de historia y, claro, la cinta me atrajo por el componente histórico en el que transcurre (revolución en Indonesia contra Sukarno en el año 1965). Sin embargo, más allá de la historia de amor y los acontecimientos políticos acaecidos, todo gira alrededor de un periodista, corresponsal australiano (Mel Gibson), que viaja al país asiático para cubrirlos.

Además, al poco tiempo vi otra película que me impactó aún más. The killing Fields (Los gritos del Silencio, Roland Joffé, 1984) guarda muchas similitudes con El año que vivimos peligrosamente. De ahí que quiera homenajear a estas dos "muy" buenas películas de la primera mitad de los 80.

Como he apuntado ambas tienen aspectos parecidos. Las dirigen grandes autores. La primera es de Peter Weir. Este director australiano es de mis favoritos y ha realizado películas tan buenas como Gallipolli (1981), Único testigo (1985) y El Show de Truman (1988). Podría ampliar la lista pero así os dejo tareas. Por su parte, Roland Joffé, británico, ha dirigido La Misión (1986) y La ciudad de la alegría (1992), entre otras.

La segunda "coincidencia" es que ambos directores se apoyaron en "dioses" de la música para que se encargaran de la banda sonora y, así, dotar a las cintas de una particularidad curiosamente muy reconocibles. Vangelis y Mike Olfield (único trabajo para cine) no requieren escribir nada sobre ellos, basta escuchar sus melodías.

La tercera similitud es que ambas películas ganaron el Óscar al mejor secundario. Linda Hunt y Haing S. Ngor fueron los galardonados. Curiosamente Linda Hunt se lo llevó por hacer un papel de hombre. En la película de Peter Weir acompaña a Mel Gibson como su fotógrafo. Para quien no sepa quien es esta actriz de "altura", aparece en Silverado (1985) como la regente del bar-saloon y como la directora del colegio de Poli de guardería (1990). Mientras el asiático, que debutó en el cine de la mano de Roland Joffé y actúa como el intérprete de Sam Waterson, también ha actuado en El cielo y la tierra (1993). En realidad Ngor era médico y sufrió en sus propias carnes la barbarie de los Jemeres rojos camboyanos.

Otro punto en común es que, además, de transurrir la acción en un ambiente revolucionario asiático (en la década de los 60 y 70 por el sureste del continente se extendieron los ideales comunistas que desembocaron en conflictos como Vietnam, Indonesia y Camboya) las dos cintas las protagonizan periodistas que son enviados para cubrir los acontecimientos. Apuntar que The Killing of fields está basado en los hechos reales del corresponsal del New York Times Sidney Schanberg (Sam Waterson).

Si bien la cinta de Peter Weir es más "light", ya que durante gran parte de la trama se centran en la relación entre Sigouney Weaver y Mel Gibson, no se puede considerar menor respecto a la de Roland Joffé, mucho más cruda por la brillente presentación de los horrores de los Jemeres Rojos. En definitiva, recomiendo ver las dos películas, si no el mismo día, al menos durante un fin de semana. Además, se podrá comprobar qué tipo de periodismo se realizaba antes y no el "copia y pega" actual.